Desde que la NFL anunció que Bad Bunny será el artista principal del show de medio tiempo del Super Bowl 2026, parece que todo el mundo tiene algo que opinar.

En el New York Times, Molly Jong-Fast tildó a Bad Bunny como “una estrella pop anti-ICE” en una columna titulada “The N.F.L. Gets It: Why Don’t Democrats?” (La NFL lo entiende: ¿Por qué los demócratas no?), insinuando que Bad Bunny es la cara que puede salvar a los demócratas de su caída. Por otro lado, los fanáticos de MAGA no tardaron en emitir en critica, y el podcaster Benny Johnson etiquetó a Bad Bunny como un “activista anti-ICE” y un “gran odiador de Trump”.

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Y cuando una cadena importante me entrevistó en vivo justo después del anuncio de Bad Bunny, me hicieron esta pregunta: “¿No es un artista controversial?”. Quedé genuinamente confundida. “No, no lo es”, respondí con total sinceridad.

Bad Bunny no ha tenido grandes escándalos de ningún tipo; no tiene antecedentes penales; nunca ha salido en las noticias por estar borracho o drogado; no ha tenido peleas públicas con otras celebridades o figuras relevantes, ni es conocido por publicar cosas provocadoras o polémicas en redes sociales. Tampoco es alguien que haga declaraciones polarizantes o dé opiniones políticas, salvo las relacionadas directamente con su tierra natal, Puerto Rico, donde vive.

Y aunque algunos artistas latinos han sido abiertamente críticos con las políticas migratorias de Estados Unidos, incluso en eso Bad Bunny ha sido bastante reservado. El comentario ampliamente citado sobre ICE vino al final de una entrevista publicada por i-D Magazine en septiembre, donde le preguntaron directamente si su decisión de no dar conciertos en Estados Unidos estaba relacionada con las deportaciones masivas de latinos.

“Hubo muchas razones por las que no me presenté en Estados Unidos, y ninguna de ellas fue por odio — he actuado allí muchas veces. Todos [los conciertos] han sido exitosos”, dijo, señalando que Puerto Rico es un territorio no incorporado de EE.UU., y que “la gente de Estados Unidos podía venir aquí para ver el show”. Pero añadió: “Estaba el tema de que, como, maldita sea, ICE podría estar afuera [de mi concierto]. Y es algo de lo que estuvimos hablando y que nos preocupaba mucho”.

¿De verdad eso es controversial? El hombre no está diciendo nada en contra de Estados Unidos ni de su gobierno — ni siquiera ha mencionado al presidente Trump, como sí lo han hecho otros artistas de forma directa y contundente, como la rapera Doechii en su reciente discurso en los BET Awards.

El hecho de que un artista tenga opiniones políticas diferentes a las del presidente no debería descalificarlo para actuar en el Super Bowl. Después de todo, Taylor Swift, de quien se especuló ampliamente que podría ser la artista del Super Bowl 2026, se ha alineado con las políticas demócratas — pero es difícil imaginar que las mismas personas estarían igual de enojadas si fuese ella quien estuviera programada a cantar en el show de medio tiempo, solo por sus posturas políticas.

Además, como puertorriqueño, Bad Bunny es considerado ciudadano estadounidense, puede votar en las primarias presidenciales y paga impuestos estatales, locales y sobre la renta (aunque los puertorriqueños no pueden votar en elecciones generales, sí tienen representantes en el Congreso). Pero a pesar de su ciudadanía, Bad Bunny solo canta en español y habla inglés con acento latino. Y eso es lo que tiene a todos — de izquierda y de derecha — con los pelos de punta.

El español es el segundo idioma más hablado en el mundo entre hablantes nativos, solo detrás del mandarín. En Estados Unidos, el español es el segundo idioma más hablado después del inglés. Aproximadamente el 14% de la población — unas 45 millones de personas — lo hablan en casa, según datos del Censo. Según Luminate, el español es el segundo idioma más escuchado en música, con un 24% de los oyentes de música en Estados Unidos consumiendo música en español (el francés está en un distante tercer lugar con 8%). El inglés, por supuesto, es el idioma número uno en consumo de música (88,8%), seguido del español (8,1%) y el coreano en un lejano tercer lugar (0,7%) — y Bad Bunny ha sido el artista más escuchado en el mundo durante tres de los últimos cinco años.

Pero, como los que hablamos español a diario podemos confirmar, todavía hay mucha gente que menosprecia el español como idioma, y definitivamente a las personas que lo hablan. Esto no es paranoia ni suposición; ser inmigrante latino crea barreras, y definitivamente ha sido el mayor obstáculo que he enfrentado a nivel profesional. Me han criticado por hablar español incluso en los entornos más “educados”: en el parque, el club, el teatro. Al principio de mi carrera, perdí un trabajo como DJ en una estación de música clásica en Los Ángeles, una ciudad con una enorme población latina, porque un oyente llamó para decir que “no podía entenderme”.

Mis hijos, nacidos en Estados Unidos, han sido reprendidos por hablar español en torneos deportivos, en estados tanto de tendencia demócrata como republicana. Y ya me acostumbré a que algunos padres me hablen muy despacio, como si mi ligero acento español significara que oigo mal, o soy lenta para entender. Si hablas con acento británico, francés o italiano, eres elegante, educado, sofisticado. Habla inglés con acento español y de repente tu coeficiente intelectual baja a los ojos de muchos.

Así que reconozcamos que tener a Bad Bunny como el artista principal del Super Bowl es una elección audaz — pero seamos realistas sobre las razones.

Aunque no es el primer artista latino en actuar en ese escenario (Gloria Estefan, Jennifer Lopez y Shakira ya lo hicieron), esas tres son conocidas como artistas “crossover” bilingües cuyos mayores éxitos fueron tanto en inglés como en español. De hecho, todas sus presentaciones en el Super Bowl fueron bilingües.

Pero Bad Bunny nunca ha hecho música en un formato bilingüe. Como un artista que escribe sus propias letras, se siente cómodo en su lengua materna y pertenece a una generación de streaming que acepta música en otros idiomas sin problema — a diferencia de hace dos décadas, cuando grabar en inglés era obligatorio para llegar a más audiencia. Cantar y actuar en español son fundamentales para su música y su identidad artística, no porque quiera hacer una declaración política o social, sino simplemente porque ese es su idioma.

Ahora, le han pedido encabezar el show de medio tiempo del Super Bowl y aceptó — no porque intente hacer un pronunciamiento político, sino porque está orgulloso de mostrar su cultura y su herencia.

“Estoy muy emocionado”, dijo en su monólogo inicial cuando fue anfitrión de Saturday Night Live el fin de semana pasado. “Especialmente por todos los latinos y las latinas en el mundo entero, y aquí en los Estados Unidos, todas las personas que han trabajado para abrir puertas. Más que un logro mío, es un logro de todos, demostrando que nuestra huella y nuestra aportación en este país nadie nunca la podrá sacar ni borrar”.

Créanle lo que dice. Actuar en el Super Bowl es un honor. El hecho de que un artista lo haga en un idioma que se ha convertido en un gran unificador musical a nivel global es, de verdad, el mayor halago. En lugar de criticar, cuestionar o armar alboroto en cualquier dirección, celebremos, relajémonos y disfrutemos de un show que seguramente será espectacular para todos — sin importar cuál sea su idioma nativo.



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