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No todo en el boxeo son títulos ni nocauts rápidos. A veces, lo más importante es aprender a cambiar el chip… y Marco Verde lo sabe.
A sus 23 años, el medallista olímpico vuelve a pelear en Culiacán, la tierra donde todo comenzó, la misma que lo vio entrenar desde niño, la que lo empujó a soñar en grande. Ahora regresa, no como el chavito del gimnasio, sino como profesional. Y no cualquiera: uno que no se ha mareado con la fama ni se ha dejado atrapar por la prisa.
El próximo 12 de julio, en el Polideportivo Juan S. Millán, Marco se subirá al ring para enfrentar venezolano Humberto Díaz. Y aunque muchos quisieran verlo ya disputando títulos, él lo tiene claro: paso a paso. Sin brincar etapas.
“Pude haber llegado de los Juegos Olímpicos con la medalla colgada y hacer lo que quisiera, pero no es mi estilo. Sigo entrenando como siempre, porque sé que esto apenas comienza”, dijo Marco en una conferencia virtual, sincera y sin poses.

El Boxeador profesional dejó ver lo que no siempre se nota en las fotos o los titulares: su disciplina. No toma nada sin preguntarle a su doctor, ni siquiera para la gripa. Se cuida con su nutrióloga, vigila lo que come por riesgo de carne contaminada y entrena con sparrings de nivel internacional. Porque sabe que este nuevo ciclo, el del boxeo profesional, es otro ritmo, otra mentalidad, otro mundo.
“Llevo 12 años peleando como amateur. Cambiar el chip cuesta. Pero quiero hacerlo bien. Quiero entender cada pelea, disfrutarla. Si gano por decisión, perfecto; si cae el knockout, también. Lo importante es aprender.”

Culiacán no solo será su próxima sede, representa su gente, su casa, su corazón. Y esta vez lo acompaña su papá, que aunque no está en el centro del entrenamiento, estará en su esquina. “Me da paz, confianza… tenerlo ahí lo cambia todo”, confesó con una sonrisa que pocas veces se ve entre guantes.
¿Y después de esta pelea? Tal vez Las Vegas. Pero Marco no se adelanta. Primero quiere pelear más veces a seis rounds, sumar experiencia real. “No puedo saltar a ocho si no domino bien los seis.”
En un mundo que premia la inmediatez, Marco Verde elige lo contrario: la calma, el trabajo constante, el respeto por cada paso. Porque cuando se tiene talento, pero también cabeza fría y valores firmes, las cosas llegan… y llegan para quedarse.
CIG
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