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En México, de la mano de organizaciones como la Fundación Comunitaria de la Frontera Norte (FCFN) y la Fundación del Empresariado Chihuahuense (FECHAC), la Alianza Fronteriza de Filantropía México-EEUU (AFF) ha atendido las necesidades de las comunidades asentadas en la zona fronteriza al canalizar recursos para programas sociales con ayuda de donativos de empresas y fundaciones, así como de las remesas.

Parte de las remesas, asegura la AFF, están destinadas a organizaciones civiles e iniciativas filantrópicas que permiten el desarrollo social de las comunidades residentes en la frontera. Además, afirma, “las organizaciones filantrópicas de ambos lados de la frontera han buscado aprovechar este flujo de remesas para generar un mayor impacto social”.

Durante 2024, las remesas a México superaron los 64 mil 000 millones de dólares, representando el 3.5 por ciento del PIB, de acuerdo con datos de la Secretaría de Gobernación y del Consejo Nacional de Población (CONAPO).

“Las personas a menudo envían dinero de vuelta a sus ciudades natales para apoyar escuelas locales, proyectos de infraestructura, instituciones religiosas y otros programas sociales. Esta forma de “remesas colectivas” representa un importante puente entre la comunidad de la diáspora en EE.UU. y la sociedad civil en México”, informa la Asociación.

Cabe recordar, entonces, que recientemente el congresista republicano Jason Smith de la Cámara de Representantes de Estados Unidos propuso el impuesto del 5 por ciento a las remesas, que representaría una contribución extra a la que ya pagan los migrantes que envían dinero a México.

El sector sin fines de lucro es más grande en EUA que en México

La AFF señala que el sector sin fines de lucro es más grande en Estados Unidos que en México, con 1.5 millones de organizaciones de la sociedad civil en comparación con las 45 mil registradas en nuestro país.

Sin embargo, consideran, esto no es un escenario desesperanzador. Pues, aunque las personas prefieren donar a organizaciones religiosas y fundaciones establecidas o ayudar de manera particular a las personas sin contribuir a una organización, han logrado fomentar redes que impulsan los sectores de la educación, la salud, el desarrollo económico y la sostenibilidad ambiental.

Todas las acciones conjuntas con organizaciones como el Centro Mexicano de Filantropía (CEMEFI), están “orientadas a mejorar la calidad de vida de los residentes de las comunidades en las que se ubican”:

Desde su fundación en 2008, la Alianza Fronteriza de Filantropía México-EEUU (AFF) ha buscado dar respuesta a los problemas más complejos en las zonas fronterizas entre México y Estados Unidos. A lo largo de los años, y en colaboración con diversas Fundaciones y Organizaciones Civiles, han impulsado diferentes medidas para fomentar el trabajo, la educación, el acceso a servicios de salud y erradicar los índices de violencia.

Organizaciones filantrópicas hacen frente a la crisis migratoria

Es por ello que, ante la incertidumbre y falta de acción y respuesta de las agencias federales de Estados Unidos y México para acercarse al flujo masivo de migrantes, las “organizaciones filantrópicas en ambos lados de la frontera han unido fuerzas para hacer frente a distintos aspectos de la crisis migratoria”.

Un ejemplo más es la San Diego Rapid Response Network, que en colaboración con el Jewish Family Service de San Diego, voluntarios y más organizaciones, proporcionan apoyo a los inmigrantes a través de una línea telefónica de asistencia. Así, brindan ayuda a los migrantes que esperan audiencias de asilo y han sido liberados en las calles de San Diego por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos.

Por ello, la AFF cree en que la colaboración y la empatía son elementos claves para lograr su cometido en la región fronteriza. “La colaboración debe estar integrada en nuestro ADN. Aunque la colaboración no siempre es fácil—requiere humildad, empatía y disposición para compartir recursos, ideas y reconocimiento—es esencial para un trabajo transfronterizo eficaz”.

AH



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