Viena /
Con su sonrisa angelical y una canción sobre el amor no correspondido, el contratenor JJ de Austria ganó la madrugada del domingo el popular concurso de Eurovisión de 2025 en Suiza, mientras que Israel quedó en segundo lugar y Estonia, en tercero.
A sus 24 años, JJ se impuso en las votaciones de los jurados nacionales de toda Europa y de los telespectadores del continente y más allá, al obtener 436 puntos con Wasted Love, que mezcla los tonos líricos con una base rítmica moderna.
¿Quién es el contratenor JJ?
Israel, con una polémica participación, alcanzó 357 puntos y Estonia, 356.
«Gracias a ti, Europa, para hacer mis sueños realidad», dijo el contratenor austriaco, cuyo nombre de pila es Johannes Pietsch.
«El amor es la fuerza más poderosa del mundo. Difundamos más amor», prosiguió el cantante, que catapultó así a Austria a su primera victoria en Eurovisión desde el triunfo de la «drag queen» de barba Conchita Wurst hace 11 años.
El certamen de 69 años de historia es el programa de espectáculo televisivo más grande del mundo, ganado por nombres ilustres de la música como el grupo sueco ABBA, la cantante francesa France Gall o la canadiense Céline Dion, que representó a Suiza.
«Esto supera mis sueños más descabellados. Es una locura», añadió JJ, que llegó con Wasted Love a las notas más altas entre la ópera y el tecno.
Su presentación se filmó en blanco y negro, en la proporción 4:3 de la era de la televisión monocromática.
Suecia, dominadora histórica del concurso, era la favorita en las casas de apuestas con el trío cómico KAJ y su entretenido homenaje a las saunas Bara bada bastu.
Pero se desinfló a medida que llegaban los votos, y quedó en cuarto lugar por delante de Italia, Grecia y Francia.
Los votos por separado del jurado y de los telespectadores de cada uno de los 37 países participantes de este año -con igual peso-, más un voto extra del resto del mundo en conjunto, decidieron quién se alzaba con el codiciado trofeo en forma de micrófono.
Su enfoque artístico
Música, kitsch, brillantina, escenografías espectaculares, una pared LED de alta definición y pirotecnia captaron la atención y los votos de unos 160 millones de espectadores de Europa y más allá.
Los 26 finalistas subieron al escenario con sus banderas nacionales al comienzo del espectáculo, al atronador sonido de un cuerpo de tambores tradicional.
Las canciones presentadas en la ciudad suiza de Basilea fueron un escaparate de las diferentes escenas musicales de Europa: entre ellas, una balada de guitarra portuguesa, una diva maltesa, rock alternativo lituano, una canción italiana, una balada griega, etéreo folk coral letón y estruendosos ritmos alemanes.
«Hemos empezado todo esto con la esperanza de restaurar un sentimiento de unidad, de tranquilidad y de solidaridad en un mundo complicado», declaró Martin Green, director del concurso, con los ojos empañados en lágrimas.
«Simplemente, me deja con la boca abierta que [Eurovisión] transmita un mensaje tan profundo y magnífico al resto del mundo», añadió.
Las manifestaciones contra la guerra en Gaza, que movilizaron a miles de personas en la edición pasada en la ciudad sueca de Malmö, no generaron sin embargo tanto interés en Basilea.
No obstante, se produjo un breve enfrentamiento entre la policía y manifestantes propalestinos lejos del recinto del festival, según periodistas de la AFP. La policía utilizó gas pimienta.
Comentarios